miércoles, 26 de octubre de 2011

Microcuentos IV

Comparto con todos mi IV lote de microcuentos:
El amante
-Dejé mis lentes en la mesita de noche, lo recuerdo bien… ¡¿Qué diablos le pasó a mis lentes, Rosalba?!
-¿Por qué lo preguntas?
-¡Parece que los hubiera pisado un gorila!
-No exageres, Arturo, te digo que estás exagerando.
El amante II
-¿Saben ustedes qué le pasó a mis lentes, niños?
-No. Cuéntele usted, mamá, usted fue la del grito.
-¿Gritaste, Rosalba? 
-Según mamá cualquiera podría decir que los lentes fueron pisados por un gorila.
-Y como ella gritó. Imagínesela, papá… Suéltame, gorila/que me sueltes, gorila.
El amante III
-Te subiste encima de los lentes, los jodistes y después se te dio por gritar. ¿Qué más quieres explicarme, Rosalba?
-Nada, Arturo; tú lo has dicho todo. Y oigan ustedes, niños: lo del gorila fue un invento mío y de Arturo, de los dos. ¿Quedó claro? Ningún gorila, los lentes no fueron pisados por un gorila.
-¡El gorila, mamá!
-¿Qué? ¿Dónde…? 
Detalles que matan
-¿Algo más?
-Los lentes.
-¿Qué tienen de bueno?
-Se ve usted más intelectual.
-Ya, entiendo. Cuestión  de imagen, ¿no?
-Los detalles pesan, doctor.
-Pesan, ¿y qué más?...
-Ubíquese  frente a la columna, ¿quiere?... Perfecto, así está bien.
Cuestión de método
Se ha enfriado nuestra relación, no hay duda. ¿De qué se reirá? Qué risa tan rara. ¿Burlona mi mujercita? ¿Acaso picara?...
-¿Lees, querida?
-Obvio, ¿no?
-¿Cuestión de método? ¡Tú y tus libros de administración!
-No es un libro de administración.
-¿Ah, no?
-Es de sexo, querido. Capitulo tres: ¿Somos salvajes?...
Ay, carajo, ¿picara o burlona?
La red
No ha sido posible establecer de qué material está hecha. No ha sido posible deshacernos de ella. Nadie puede auxiliarnos, somos un caserío perdido en la inmensa Tierra. La verdad es que ya sólo somos quinientos doce los habitantes aún a salvo, aún libres. ¡Cómo se remueven los Peralta! Y gritan, por supuesto: ¡Sálvennos! ¡Sálvennos de ella! Ni modo, no ha sido posible establecer de qué material está hecha… nadie puede auxiliarnos. Ya sólo somos quinientos diez… ¡Qué atracción, por Dios!...

Muerto de la risa
Fue llevado a un paraje de los Montes de María. Había hablado de entregar todas sus fosas, pensando en lo de la rebaja de penas, obvio. Ocho fosas, precisó. Ubicó cuatro, después desapareció inexplicablemente…
Pasó una semana.
-¿Ya lo capturaron? Que lo traigan entonces.
Pasó un mes.
-Qué dices, Abejón, ¿regresamos?
-Ustedes son los que saben si el cuento es válido o no, coronel.
-Bien. Yo me encargaré del trámite.
La próxima semana más cuentachistes.

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